Un estudio «pone verde» al plátano de Canarias y aboga por plantar cáñamo en las islas
A los agricultores, al turismo y al medio ambiente de las islas les iría mucho mejor si comenzase a dedicar parte de sus esfuerzos financierosa cultivar cáñamo en lugar de tanto plátano, siempre pendiente de las multinacionales americanas en la UE y sus presiones para reducir ayudas a la producción en Canarias.
Es una de las conclusiones que ofrece un estudio realizado en la Universidad de La Laguna (ULL) sobre las potencialidades que tiene el árbol del que sale el cannabis. Desde marzo de 2018, traer cáñamo al archipiélago está subvencionado por la UE a propuesta del Gobierno de Canarias.
Francisco Alejandro Herrera González, licenciado en Administración y Dirección de Empresas de la Factultad de Economía, Empresa y Turismo de la ULL, ha hecho un estudio empírico sobre las ventajas que tiene para Canarias analizar la rentabilidad de esta planta a efectos industriales y como complemento a sus exportaciones de plátanos, que no aboga por eliminar. El estudio dice que para los agricultores de las islas sería más rentable.
La UE paga 90 euros por toneleda
La investigación académica, a la que ha tenido acceso ABC, indica que «el plátano contribuye de manera poco significativa a la economía canaria en términos reales» ya que si mercado agrario de las islas es el 1% del PIB, «el plátano no tiene especial repercusión en la sociedad» aunque cuente con 90.000 hectáreas y cerca de 23.000 empleos directos e indidrectos, «además de la gran cantidad de dinero procedente de Europa destinado a su cultivo».
De acuerdo con los datos de Herrera González, los agricultores no deben temer la desaparición de ayudas porque el cáñamo tiene su batería de incentivos comunitarios al igual que el plátano de Canarias. Su base jurídica está en el reglamento 1673/2000 de la UE con su OCM «Cáñamo (Cannabis sativa L.) en bruto o trabajado, pero sin hilar» y las «estopas y desperdicios de cáñamo (incluidos los desperdicios de hilado y las hilachas)». Exactamente igual que con el lino.
Destaca que la UE tiene un sistema de ayudas para la transformación de las varillas de cáñamo en fibra en función de la cantidad de fibra realmente obtenida. Bruselas ofrece una ayuda de 90 euros por cada tonelada de fibra de cáñamo con un 7,5%42 máximo de impurezas y agramizas.
Sobre su componente psicoactivo, el «tetrahidrocannabinol» (THC), la UE apunta que no habrá delito penal mientras la cantidad de THC manifiesta en la planta no supere un porcentaje del 0,2%. Una producción que debería, a su juicio, de lanzarse operadores agrarios de las islas a este cultivo, tener que ser vigiladas por las autoridades para evitar tráficos ilegales.
Dada la luz que hay en Canarias, entre otros factores, Herrera González indica que el cáñamo puede crecer entre cuatro y cinco meses en el periodo de marzo a octubre y su uso se vincula a una «alternativa renovable frente a las actuales materias primas de sectores como el textil, el sector del papel, la alimentación, la construcción e incluso para la producción de combustibles ecológicos de cara a un desarrollo sostenible a medio y largo plazo», destaca Herrera González.