¿Sabes qué es un “jardín zen”? ¿Quieres hacer uno? También se pueden hacer en miniatura. Te enseñamos cómo hacerlo.
También conocidos como jardín seco de Karensui o Karesansui, los jardines zen son cada vez más populares en todo el mundo. Este estilo de jardinería, originaria de Japón, debe las claves de su éxito al escaso mantenimiento que sus jardines necesitan, así como a su agradable impacto estético.
Qué es un jardín zen
Los Karesansui, que significa paisaje árido, son un estilo de jardín con unas pautas y reglas muy marcadas. Aparecieron en el siglo XIII en Japón, cuando los jardineros de allí acogieron las corrientes de la estética china de entonces. Se busca en ellos una sensación de control y moderación, con un tipo de rocas características que simbolizan montañas alzándose entre terrenos cubiertos por arena blanca, aunque a veces se usa arena marrón o negra, que representa el océano o bien, campos extensos y tranquilos.
Este estilo fue rápidamente adoptado por los templos Zen, de ahí que actualmente estos jardines sean llamados habitualmente jardines zen. Los monjes budistas creían que la contemplación de estos jardines ayudaba a alcanzar el satori, un concepto parecido al del nirvana, un momento de iluminación. Sin embargo, los jardines secos no son exclusivos de los templos y, de hecho, es fácil encontrarlos junto a locales, como posadas y restaurantes, e incluso en los hogares.
En los jardines zen también es muy importante el rastrillado de la arena, que debe ser poco profundo y representa las formas curvas y los anillos del movimiento del agua.
Cómo hacer un jardín zen
Al crear uno de estos jardines, lo más vital es mantener la visión de representar la naturaleza desde un punto de vista minimalista. Son jardines que no necesitan de fuente de riego, por lo que se pueden adaptar desde espacios bastante grandes a otros muy reducidos e, incluso, estar tanto fuera de casa como en el interior. Para hacer un jardín zen sigue estos pasos:
- Encuentra el espacio para tu jardín zen: lo importante para empezar es hacerte una idea del espacio que quieres dedicar a tu jardín zen. Delimítalo separándolo del resto del espacio con madera o piedras, pues es importante que las fronteras de tu Karesansui estén muy claras.
- Protege la zona y añade la arena: Una vez delimitado el espacio, cubre el fondo con una capa impermeable, como un plástico o algún aislante de jardinería, y rellena el espacio con grava o arena. Esta arena es la base del jardín y lo que representará el agua del océano o el relieve de la tierra. Una malla antimaleza también ayudará a mantener el jardín simple y limpio de hierbas que no queremos en esta zona, algo esencial.
- Añade las piedras: una vez delimitadas sus fronteras y aportado el elemento básico, que es la arena, queda agregar las piedras. Estas se colocan buscando representar el relieve de montañas en un paisaje lejano. De este modo, pueden utilizarse tanto rocas de gran tamaño como otras más pequeñas, siempre que mantengan ese espíritu de paisaje. Además, para lograr distintos efectos, pueden colocarse por separado o apiladas.
- Agrega musgo a tu jardín zen: los musgos también son muy importantes, y pueden colocarse en algunos espacios para dar un punto de color. De hecho, hay tipos de jardines zen que se basan en el uso de estos.
- Decide si quieres poner agua: el agua puede agregarse o no en función del tipo de jardín zen que queramos reproducir. Muchos no la tienen en absoluto, mientras que otros albergan fuentes o estanques.
- Evita el exceso: lo más importante es no caer nunca en sobrecargar. Si llenamos nuestro jardín zen con un exceso de rocas, musgos, fuentes o estatuas estaremos rompiendo la principal característica de estos, que es la austeridad y simpleza. Céntrate en ese tipo de estética, que es limpia y sencilla.
- Usa el rastrillo en la arena: finalmente, es necesario el rastrillado de la tierra, arena o grava. Dibuja en la arena anillos concéntricos o curvas que marquen el movimiento natural de tu paisaje representado.
Si te gustan este tipo de prácticas asiáticas que buscan la relajación y el equilibrio y también te gusta la jardinería, no dudes en descubrir los kokedamas. Aquí te explicamos Qué es y cómo hacer un kokedama paso a paso.
Jardín zen: beneficios de tener uno en casa
Son varios los beneficios de tener un jardín zen en casa, pero nosotros destacamos los siguientes:
- El principal beneficio de tener un jardín zen en casa es el ambiente de relajación que aporta. La mayoría de aficionados a este tipo de jardinería acuden a los jardines zen para relajarse, meditar o evadirse, ya que la contemplación de uno bien elaborado aporta armonía, tranquilidad y equilibrio. Hay pocos lugares mejores para la práctica de disciplinas como el Yoga o el Tai Chi, o simplemente para leer un libro. Si esta idea te gusta, te recomendamos este otro artículo de EcologíaVerde sobre Qué es la meditación zen y sus beneficios.
- Son muy sencillos de elaborar y pueden ubicarse en prácticamente cualquier espacio. Tanto es así, que también es popular la creación de jardines zen en miniatura, en pequeños cajones o centros de mesa que pueden aportar un toque armonioso a cualquier habitación.
- Por último, pero no menos importante, otro beneficios de tener un jardín de este tipo es el agradable impacto estético de sus configuraciones. En la mayor parte de occidente estamos más acostumbrados a dejarnos llevar por la aglomeración y el abuso en la decoración, y uno de estos espacios minimalistas y relajados tan propios de países orientales resulta llamativo y elegante.