LA INQUIETUD ENTRE LOS AGRICULTORES EUROPEOS ALCANZA A FRANCIA

En los últimos meses, la protesta de los agricultores ha resonado en Alemania, Países Bajos, Rumania y Polonia, y ahora ha llegado a Francia, posiblemente el país europeo más activo en este sentido.

Sin la influencia de la FNSEA, el principal sindicato agrícola dirigido por grandes productores con intereses divergentes a los de los pequeños campesinos, las acciones de protesta son organizadas por pequeñas organizaciones sindicales o agricultores sin afiliación, como se evidencia en Carbonne.

Las manifestaciones, que incluyen bloqueos de carreteras y otras acciones, amenazan con desencadenar una indignación descontrolada.

Esta semana, ya se han registrado momentos de tensión entre2530 agricultores y fuerzas policiales en Agen, donde incendiaron una pila de paja y neumáticos.

En Bretaña, vaciaron un camión de mercancías con la permisividad de las fuerzas de seguridad. Además, la semana pasada, miembros de un colectivo de viticultores provocaron una explosión dentro de un edificio en obras de la administración en Carcasona.

La intensidad de las protestas va en aumento, y se suma a la tragedia ocurrida el martes, cuando un coche chocó contra una pila de paja, causando la muerte de una campesina de 37 años y su hija de 12, en Ariège, cerca de la frontera con Cataluña. Este trágico incidente, inicialmente considerado un accidente, ha fortalecido la determinación de los trabajadores agrícolas.

La precariedad en el sector se ha agravado debido al aumento en los costos de la electricidad, combustibles y fertilizantes, consecuencia de la crisis energética y la guerra en Ucrania. El precio del diésel utilizado por los agricultores ha aumentado de 70 céntimos a 1,20 euros en los últimos dos años.

Aunque los bajos ingresos son un denominador común, los motivos de la protesta son diversos y complejos. Los agricultores denuncian los tratados de libre comercio con Nueva Zelanda o Chile, la falta de armonización en las normas europeas (por ejemplo, regulaciones más estrictas sobre pesticidas en Francia en comparación con España) y las posibles repercusiones de la entrada de Ucrania en la UE.

A diferencia de enfrentamientos anteriores con sindicatos y movimientos como los chalecos amarillos, el gobierno de Macron actúa con cautela y cierto respaldo frente a las acciones de los agricultores, consciente de la popularidad de las movilizaciones y del respaldo del 89% de los franceses, según encuestas recientes.30

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