EL CORRECTO MANEJO DEL CARBONO PARA LA EFICIENCIA HÍDRICA
El carbono es el mejor amigo del productor ya que está vinculado a la eficiencia hídrica, señala Don Reicosky, científico de suelos retirado de la USDA-ARS del Laboratorio de Investigación Central de Conservación del Suelo en Morris, Minnesota, EE.UU. y ¿quién no quiere ser más eficiente en el uso del agua?.
“No es cuanta lluvia uno reciba lo que importa, sino que más bien cuan eficientemente se la usa, y el carbón vegetal es nuestra mejor herramienta para el manejo del agua”, señaló Reicosky.
Durante los últimos 25 años, Dwayne Beck, Director de investigación del campo experimental Dakota Lakes de Dakota del Sur, ha estado diciendo, “quita la E de ET”, lo que Reicosky traduce como “quita la evaporación (E) de la evotranspiración (ET).
“Beck tiene el mensaje correcto. La capa de cobertura vegetal modifica la evaporación”, señaló Reicosky.
En el Medio oeste, un estudio mostró que hasta un 50% de la evapotranspiración continua de maíz se pierde por evaporación durante una temporada de cultivo normal. A lo largo de los 10 años de estudio, el promedio de ET fue de 17,2 pulgadas y el promedio de E fue de 8,6 pulgadas, lo cual significa que alrededor de la mitad del agua no estaba ayudando a las plantas en lo absoluto.
Necesitamos enfocarnos en ser proactivos, evitando problemas en vez de tan sólo reaccionar cuando los problemas ocurran”, señaló Reicosky. “En aquel sistema continuo de maíz, habían varias formas diferentes de manejar el agua como no labrar”.
Para hacer esto, los productores deben “pensar en carbono, no en residuo o basura”, dijo, y para mantener más carbono en el suelo, los productores deben disminuir la labranza.
El carbono se encuentra en muchas formas como en hojas vivas o muertas de plantas, tallos y raíces; biomasa o residuos; capa orgánica (mulch); materia orgánica en el suelo; ganado o estiércol de animales; humus y organismos del suelo vivos y muertos tales como lombrices.
“El carbono vegetal es nuestra mayor herramienta para el manejo del agua”, señaló Reicosky, agregando que alrededor de un 40 a un 45 por ciento del carbono se encuentra en la biomasa de cosecha dejada sobre el suelo.
El carbono incrementa la infiltración de agua, la transpiración, la calidad del agua, los bioporos, y más, a la vez que disminuye el escurrimiento de agua, la erosión, la evaporación, la compactación, la formación de costras, y más.
“Hay muchos beneficios atribuibles al carbono”, dijo Reicosky. “¿Quieres aumentar el carbono en el suelo?, Disminuye la labranza”.
Un estudio comparó tres tipos de labranza: convencional, de conservación y sin labranza. En este estudio, el labrado convencional consistió en arado seguido de dos arados con discos, mientras que en la labranza de conservación se usó arado con cincel, usando un fuste, y en el sistema sin labranza se usó sembrado directo.
“La labranza de conservación es una conservación pobre”, dijo Reicosky, el escurrimiento total y las pérdidas de sedimento resultaron menores en comparación con la labranza convencional, pero fueron mucho mayores que en el caso de la siembra directa.
“Si perturbas al suelo, libera dióxido de carbono y el agua se va a la atmósfera”, agregó.
En un estudio sobre evaporación del suelo en cultivos de maíz en Kentucky, unos científicos descubrieron que la evaporación en un lapso de 4 años en un sistema de labranza tradicional fue de 7,52 pulgadas, mientras que bajo un sistema de siembra directa (sin arado) fue de 1,91 pulgadas. agriculturers.com. Aquellos que no pueden implementar un sistema de siembra directa, pueden usar un sistema de labranza en franjas. La labranza en franjas consiste en un arado limitado y puede aliviar la compactación del suelo.
Una forma de manejar el carbono y disminuir la evaporación es mantener los residuos en la tierra.
El efecto de los residuos o de la cobertura orgánica consiste en prevenir la exposición directa del suelo al sol, permitiendo así una mayor infiltración; disminución del escurrimiento; mantención de una temperatura constante en el suelo; mejora de la biodiversidad del suelo; retarda la transferencia de vapor a la atmósfera, y puede ser una fuente de carbono y otros nutrientes; de acuerdo a Reicosky.
“Los residuos de cosecha reducen la evaporación al cubrir el suelo, causando una menor área de suelo expuesto y reduciendo los efectos del viento”, y agregó, “donde no hubo arado hubo un ahorro anual de riego de 4 a 5 pulgadas”.
La no labranza también es mejor ya que aumenta las poblaciones de lombrices y la penetración de las raíces en el suelo.
“El agua escure más profundamente en el suelo debido a la actividad de las lombrices, ya que estas generan bioporos, los cuales también permiten que las raíces penetren más”, señaló Reicosky, “Si podemos incrementar la profundidad de las raíces, podemos mejorar la capacidad de almacenamiento de agua”.
“Un buen manejo del carbono es necesario para una máxima eficiencia en el uso del agua”, concluyó.
Material traducido por Agriculturers.com