CULTIVO DE TOMILLO: CLAVES Y CUIDADOS

En el mes de noviembre, el cultivo de tomillo enfrenta desafíos específicos debido a las condiciones climáticas propias de la temporada. A medida que las temperaturas bajan y se incrementan las lluvias, esta aromática planta requiere una atención especial para prosperar. Originario de áreas mediterráneas, el tomillo es resistente, pero en noviembre es susceptible al exceso de humedad en el suelo, lo cual puede derivar en problemas de encharcamiento y, en consecuencia, favorecer la aparición de enfermedades fúngicas como la pudrición de raíces.

Para proteger el cultivo en este mes, es esencial asegurar un buen drenaje del suelo, evitando el riego excesivo y controlando la humedad. La poda preventiva ayuda a mejorar la circulación del aire, lo cual reduce el riesgo de hongos. Asimismo, es recomendable emplear mulch o cobertura vegetal para proteger las raíces del frío nocturno, permitiendo que la planta mantenga una temperatura moderada en su base. En las zonas donde las heladas son frecuentes, cubrir el tomillo con tela antiheladas es una medida útil para prevenir daños en la planta.

A nivel de abonado, el tomillo no requiere fertilización excesiva. En este mes, es ideal aplicar un fertilizante orgánico bajo en nitrógeno, que permita fortalecer la planta sin estimular un crecimiento excesivo que podría resultar en una mayor vulnerabilidad frente a las bajas temperaturas.

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