Una alianza mundial investiga ideas rentables para rebajar huella de carbono en agricultura
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La reducción de la huella de carbono en el sector primario pasa por encontrar soluciones rentables para los productores, lo que requiere más innovación en los distintos ámbitos, según la Alianza Global de Investigación en agricultura sobre gases de efecto invernadero.
Una ganadera alimenta a las vacas de su explotación agraria en Menorca (España). Efeagro/David Arquimbau Sinte
Esta iniciativa, que fue lanzada en 2009 y agrupa actualmente a 65 países, pretende articular y poner en contacto a investigadores de todo el mundo que aporten conocimientos con el fin de reducir las emisiones procedentes de la agricultura y la ganadería.
El representante especial de la Alianza Global de Investigación (GRA, por sus siglas en inglés), el neozelandés Hayden Montgomery, asegura a Efeagro que se necesita “más innovación para dar más opciones a los productores y que éstas sean rentables”.
Se estima que un tercio de las emisiones globales de gases de efecto invernadero proceden del sector agroalimentario en su conjunto y, si se tiene en cuenta solamente el metano, la agricultura es responsable del 40 % de las emisiones, sobre todo por el impacto de la ganadería.
Un agricultor trabaja en un arrozal en Cachemira (La India). Efeagro/EPA/Farooq Khan
A pesar de su huella de carbono, los países están tardando en establecer objetivos concretos y vinculantes de reducción de emisiones en la actividad primaria, a diferencia de lo que ocurre con otros sectores.
En la última Cumbre del Clima, celebrada en Reino Unido, unos cien países se comprometieron por primera vez a rebajar las emisiones de metano en un 30 % para 2030, aunque Rusia, la India y China se desmarcaron de la iniciativa.
Procesos complejos
Montgomery justifica la lentitud en la adopción de compromisos porque la generación de emisiones en la agricultura “es más compleja”, ya que depende de los procesos biológicos de animales y suelos, algo que no existe en una mina o una tubería de gas.
Aunque cada vez hay una mayor ambición por mitigar los efectos del cambio climático en el sector primario, el representante de GRA resalta las dificultades para que los cientos de millones de productores repartidos por el mundo pongan en marcha medidas que den resultado y les ofrezcan rentabilidad.
A las variaciones entre los sistemas agrícolas y las condiciones climáticas de los países se unen las diferencias propias de las zonas dentro de un mismo Estado, con paisajes, suelos, modos de producción y factores diversos que influyen en la generación de gases de efecto invernadero.
Por eso desde la Alianza Global de Investigación están impulsando una guía informativa para mejorar la calidad de los datos en la medición de las emisiones del sector primario y ayudar así a la labor de los científicos, los gestores políticos y los agricultores.
También promueven grandes colaboraciones para avanzar en determinadas áreas científicas, como en el caso de la microbiología del rumen, esa parte del aparato digestivo de los rumiantes que es responsable de las emisiones de metano a la atmósfera.
En ese aspecto, una red mundial de investigadores colaboradores ha elaborado un censo global del rumen que muestra cómo los microorganismos que alberga y que se han analizado en las distintas regiones pertenecen a las mismas familias que los organismos responsables de la producción de metano.
En la práctica, detalla Montgomery, eso significa que se pueden desarrollar soluciones de mitigación que se apliquen de manera extensa sin que haga falta idearlas para lugares concretos.
Una red global de expertos
“Identificamos áreas de investigación importantes para el avance económico que requieren más colaboración y más datos porque un solo país no puede hacer el trabajo y necesita colaborar con otros en red”, afirma el responsable.
La alianza ha creado varios grupos de trabajo internacional enfocados a las tierras de cultivos, los arrozales y la ganadería, además de otras redes que estudian cuestiones como el secuestro de carbono en el suelo o la economía circular.
También tiene un programa de becas para que estudiantes de posgrado puedan acceder a centros de investigación y cooperar con otros expertos, un iniciativa que ha logrado unir a numerosas instituciones académicas.
Si hubiera que elegir una especialidad prioritaria para la reducción de las emisiones en la ganadería, Montgomery piensa en las formas de mejorar la calidad de los piensos, lo que igualmente puede contribuir a aumentar la productividad, la fertilidad, la sanidad y el bienestar de los animales.
El desarrollo de aditivos en alimentación animal, nuevas formas de manejar el estiércol o la gestión de los pastos son prácticas que cada vez más se realizan en el terreno con el apoyo de la ciencia.
Otra área prometedora es la del cultivo de arroz, donde se promueven cambios en la inundación de los campos para detener la producción de metano, aunque hace falta aplicarlos “con cuidado” y sin comprometer los rendimientos, según el representante.
Montgomery menciona también que los fertilizantes ocupan parte de la investigación en curso para mejorar la gestión de los suelos, donde el mantenimiento de las cubiertas vegetales para dejar el carbono en la tierra es esencial para mejorar su fertilidad y reducir emisiones.
Autora: Belén Delgado
Etiqueta:agricultura, cambio climático, ganadería, innovación, investigación, medio ambiente