TRAMPAS PARA INSECTOS, UNA OPCIÓN ECOLÓGICA QUE AHORRA AGUA Y USO DE QUÍMICOS
Las trampas para insectos suponen una alternativa ecológica a los insecticidas convencionales en los cultivos agrícolas pues reducen el gasto del agua, el uso de fitosanitarios y rebajan el porcentaje de frutos afectados en una plantación, aunque con la asignatura pendiente del reciclaje.
El sistema más utilizado es el ´trampeo masivo´, pues una trampa usada para capturar y matar insectos en un terreno agrícola sin necesidad de fumigar evita, dependiendo del cultivo, un gasto cercano a 1.000/1.500 litros de agua por hectárea y aplicación, explicó a EFE, Santiago Cerdá, responsable de frutales en España de la química Bayer.
La trampa, lista para ser colgada de los árboles frutales, es de plástico, normalmente de color amarillo, y consta de dos partes: un atrayente o cebo alimenticio que atrae a los insectos y un insecticida en el interior del cubículo, que los elimina.
El insecto –detalló Cerdá– entra en la trampa atraído por el olor del cebo alimenticio, generalmente una base proteica normal o en estado de putrefacción que al chuparlo le provocará la muerte inmediata por asfixia.
El trampeo masivo es especialmente efectivo con especies como la mosca del Mediterráneo, denominada ´Ceratitis capitata´, una plaga de enorme importancia en el campo agrícola español por los daños que ocasiona a los frutales (caída fruto, pudriciones), lo que incide en las pérdidas y en el incremento del coste de producción de los cultivos.
El experto señaló que el uso de estas trampas también reduce el empleo de productos químicos: en una hectárea de cultivo puede haber, a lo sumo, dos o tres gramos de insecticidas repartidos entre todas las trampas, lo que mitiga el riesgo de contaminación atmosférica.
Para Cerdá, el trampeo se enfrenta a un serio problema: la recogida y posterior reciclaje de estos materiales de plástico, algo que, a su juicio, se debe prever antes de que hayan agotado su ciclo para no terminar como residuo en el medio ambiente.
«Si no se prevé su destino y se reciclan de manera sostenible y eficiente el sistema no será del todo válido, los agricultores no sabrán qué hacer con las trampas», indicó este experto.
En este punto, Rocío Pastor, directora general de Sigfito, el Sistema Integrado de Gestión de envases de fitosanitarios y fertilizantes en la agricultura, señaló que las trampas de insectos serían una solución óptima para el medio ambiente «si se pudieran recoger y tratar con la misma facilidad con la que se tratan los envases vacíos agrarios».
Con las trampas y otros residuos –continuó– el agricultor tiene que cumplir complicados trámites como clasificar el material o inscribirse como productor para contratar a un gestor con un coste generalmente inasumible, ya que son cantidades pequeñas y las explotaciones están muy separadas. A su juicio, un modelo como el de Sigfito permitiría compartir la responsabilidad de la gestión del residuo y simplificarla.
De esta manera, los fabricantes adelantarían la financiación, los distribuidores y las cooperativas participarían en la recogida, sin necesidad de ser gestores, y además se informaría a los agricultores sobre cómo acondicionar y entregar sus residuos en establecimientos cercanos.
Pastor puso como ejemplo una prueba piloto que están llevando a cabo en Cataluña para recoger trampas de captura y monitoreo con el fin de estudiar la viabilidad de esta alternativa para posteriormente, entre todos los sectores involucrados, plantear al Gobierno una solución.
La eficacia probada de las plantas-trampa
El éxito de un control de plagas en cualquier cultivo está directamente relacionado con los resultados que ofrezcan los plaguicidas utilizados para tal fin. Uno de los métodos que pueden ayudar a controlar la población de plagas son las denominadas plantas-trampa, que son cultivos que se siembran alrededor o intercalados con el cultivo principal para atraer a plagas problemáticas. A través de este sistema es posible eliminar la mayoría de los insectos fuera del cultivo principal antes de que lleguen a infestarlo.