¿Que hacemos con la tierra usada de las macetas? Si tenemos macetas con tierra vieja, te enseñamos cómo puedes regenerarla para poder usarla de nuevo.
En muchos casos, sobretodo en huertos urbanos, donde por falta de una extensión de terreno el cultivo se realiza en contenedores (macetas, jardineras, mesas de cultivo, etc…) nos vemos obligados a utilizar importantes cantidades de tierra para llenar dichos contenedores, la mayoría de las veces esa tierra son sustratos comerciales comprados en tiendas especializadas. Al querer amortizar esa tierra y aprovecharla para un siguiente cultivo veremos que, normalmente, las plantas presentaran carencias o problemas de plagas, debido a que la tierra en su uso es exprimida al máximo por el desarrollo de la planta, dejando al sustrato sin nutrientes y con una estructura compacta, falta de la ligereza y esponjosidad necesarias. Así que muchas veces esta tierra pasa a dejarse en macetas arrinconadas, o se tira, porque trae más problemas que frutos.
En unos simples pasos veremos como preparar la tierra para que pueda albergar un nuevo cultivo, dejándola en muchos casos mejor de como la encontramos al comprarla.
Por qué se degrada la tierra?
En el momento en el que ponemos una planta en una maceta debemos asumir que quedará enclaustrada en un espacio finito, donde no podrá buscar más comida que la que tenga presente en la tierra inicial, por eso usamos los fertilizantes y otros productos para suplir esta falta de espacio. Cuando la planta se alimenta la tierra se va degradando, creando un desequilibrio entre los nutrientes y la humedad presente que la hace cambiar de textura y color, fácilmente podemos ver como por el efecto de ir regando los fertilizantes y la misma agua dejan sales que van apelmazando la tierra, perdiendo toda su esponjosidad y convirtiéndose finalmente en un bloque de tierra compacta.
El color de la tierra nos habla de la aireación y los materiales que hay presentes. Una tierra negra indica un alto nivel de residuos orgánicos como el humus, los tonos rojizos/amarillentos son por oxidación de hierro, los violáceos son por la oxidación del manganeso, estos serían los colores que indican una buena aireación de la tierra donde podrán vivir colonias de los hongos y bacterias que las plantas necesitan. Sin embargo si encontramos una tierra grisácea tendremos que hacer algo al respecto, este color nos esta indicando la falta de material orgánico en la mezcla, y la poca aireación de la misma, produciendo colonias de bacterias anaerobias que usan el manganeso y el hierro presente, que es básico para las plantas.
Los microorganismos que contiene la tierra vienen a ser como nuestra flora intestinal, dependiendo de que organismos estén presentes las plantas serán capaces de absorber ciertos nutrientes, ya que estos microorganismos están en simbiosis con las raíces captando los deshechos de las plantas para alimentarse y sintetizar encimas para que las plantas puedan aprovecharse de los nutrientes del suelo.
El exceso de abonos es otro de los problemas que se pueden dar en una tierra usada, al ir añadiendo abonos muchas veces estamos creando excesos de sales, esa tierra es tan poco productiva como una a la que no se le ha tirado abono nunca, ya que las sales residuales captaran los iones de los nutrientes que la planta necesita creando mas sales, que a su vez molestaran a las raíces de las plantas en la absorción de agua quedando adheridas a ellas.
Como devolvemos la vida a la tierra?
Para recuperar la tierra lo primero será drenarla bien, para que el agua arrastre todas las sales que pueda contener la maceta, eliminado así los excesos de nutrientes, después la sacaremos de las macetas y separaremos los trozos mas grandes de raíces que tardarían demasiado en descomponerse y molestarían el crecimiento de las nuevas plantas.
Después de encargarnos de los excesos de sales nos toca la vida microscópica, para asegurarnos que no contenga ningún tipo de virus, bacterias anaerobias, nematodos ni hongos patógenos, la pasteurizaremos. Herviremos agua y regaremos la tierra para después meterla en bolsas, a poder ser bolsas de plástico negro, las dejaremos tostar al sol durante 10-15 días, de esta forma nos aseguramos que allí no queda nadie.
Si disponemos de un lombricompostador también podemos tirar algunos restos de tierra antigua, ojo!, siempre y cuando no contengan abonos ni insecticidas que puedan dañar las lombrices, allí la tierra pasaría el proceso de fermentación necesario.
Ahora que tenemos la tierra limpia lo siguiente es volver a darle vida, podemos hacerlo añadiendo materia orgánica como el humus de lombriz, guano de murciélago o aves marinas, cenizas etc, dependiendo de las especies que se quieran cultivar. Para volver a conseguir una buena textura podemos añadir algún material que mejore la aireación y el drenaje como la fibra de coco, arlita (arcilla expandida), perlita, vermiculita, etc.
Como ultima cosa, a través de distintos productos que hay en el mercado, incorporaremos a los sustratos una nueva población de bacterias y hongos para que las plantas ya encuentren la tierra en perfecto estado para su desarrollo.
FUENTE: https://www.horticultor.es/blog/recuperar-la-tierra-de-cultivo/