La ministra Tejerina, exdirectiva de la industria agroquímica, frena en Europa una bajada de tóxicos en los fertilizantes

El Gobierno español se opone a que Europa rebaje los límites tóxicos permitidos en los fertilizantes agrícolas, porque establecer unos niveles más estrictos perjudicaría a la industria agroquímica española: “Nos sacaría del mercado”, ha justificado el Ejecutivo en un documento de trabajo al que ha tenido acceso eldiario.es

El encargado de defender la posición española es el Ministerio de Agricultura, a cargo de Isabel García Tejerina, que se incorporó al Gobierno de Rajoy en 2012 directamente desde el sector de los fertilizantes. Hasta entonces era una alta directiva de la empresa Fertiberia, principal productora de fertilizantes en España y perteneciente al grupo Villar Mir.

La Unión Europea está negociando nuevos valores límite de cadmio (un mineral pesado tóxico) en los fertilizantes a base de fosfatos, que se usan en todo tipo de cultivos. La Comisión Europea ha propuesto reducir paulatinamente el volumen de cadmio hasta los 20 microgramos/kg en 12 años. El Parlamento, por su parte, coincide con los valores máximos de la CE pero apuesta por dar más tiempo a los fabricantes para adaptarse. España, en cambio, defiende que los niveles se queden en los 75 microgramos.

El documento del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente deja claro que España apuesta por dejar el umbral en la franja alta: “Desde la Secretaría General de Medios de Producción Agrícola y la Oficina Española de Variedades Vegetales del Ministerio se ha enviado un escrito a la Comisión argumentando que el límite de 75 mg/k se considera aceptable en las condiciones de uso actuales de los fertilizantes fosfatados en suelos agrícolas”.

El Ministerio justifica su postura en el daño que fabricar fertilizantes menos tóxicos tendría en el sector industrial: “El mercado español debe poder seguir disponiendo de fósforo procedente de la roca fosfórica africana. Límites de cadmio demasiado rigurosos nos sacarían del mercado en fertilizantes fosfatados”, deja por escrito el Gobierno.

Este argumento es casi idéntico al de la patronal de fabricantes españoles, ANFFE, que tras conocer en octubre pasado la propuesta de límites del Europarlamento, aseguró: “Son absolutamente innecesarios, no están científicamente justificados y podría afectar de forma muy negativa a los fabricantes europeos de fertilizantes con fósforo, generando una reducción y encarecimiento de la oferta de dichos fertilizantes en Europa y una mayor dependencia del exterior”. ANFFE está presidida por Fertiberia.

Además, la patronal europea, Fertilizers Europe –cuya presidencia también recae en Fertiberia– y los agricultores defienden que no existen estudios concluyentes de que los altos niveles de cadmio tengan afecciones sobre la salud. 

La Comisión Europea considera que el cadmio es un contaminante medioambiental especialmente tóxico para el riñón, que también tiene efectos de desmineralización ósea. El compuesto está clasificado como “cancerígeno para los humanos”. Además, destaca que “los alimentos son la principal vía de exposición a este metal pesado para la población” no fumadora.

Los intereses de Agricultura sobre los medioambientales

Fertiberia acapara el 75% de la producción en España y el 100% en Portugal, con una cuota de mercado del 33%. Esta empresa adquiere su roca fosfórica para fertilizantes de Marruecos, donde la materia prima tiene niveles de cadmio mucho más elevados que sus competidores rusos, egipcios o de Oriente Medio.

El grupo, que obtuvo unos ingresos de 804 millones de euros en 2016, es miembro de Fertilizers Europe. “El Parlamento Europeo optó por alejarse de la Propuesta de la Comisión, pero no tanto como pedían los fabricantes de fertilizantes. Así, el Parlamento Europeo pone en juego la continuidad de la producción de fertilizantes con fósforo en Europa”, aseguró su director general, Jacob Hasen.  

 
 
 

 
 
 

 
 

La ministra de Agricultura fue directora de Planificación Estratégica de Fertiberia y consejera de Fertial (la filial argelina de Feritiberia que también produce fitosanitarios) desde abril de 2004 hasta febrero de 2012, cuando llegó al ministerio como secretaria general. Antes de fichar por la firma de Villar Mir, Tejerina fue también secretaria general del Ministerio de Agricultura. Una puerta giratoria de manual.

Eso sí, para evitar incompatibilidades en su trabajo en España, el 24 de mayo de 2017 el BOE publicó su ausencia en el Consejo de Ministros cuando se votaba la reforma de la normativa sobre productos fertilizantes y sobre comercialización de determinados medios de defensa fitosanitaria (plaguicidas). Sin embargo, esto no ha sucedido en todo el proceso de negociación del reglamento de fitosanitarios de la Unión Europea, donde la postura del Ministerio ha coincidido con la de Fertiberia y la patronal europea de los fertilizantes.

Llamativa es también la lucha entre las dos almas del ministerio que dirige Tejerina. En materia de fitosanitarios, los intereses del sector industrial representados en la Agricultura se imponen a las tesis del Medio Ambiente.

Así, la postura del Reino de España se alinea con la expresada por el sector agroquímico, según revelan los documentos del Ministerio. Hasta ahora, tanto la Comisión Europea como el Parlamento Europeo han votado a favor de reducir en los próximos años las cantidades de cadmio en los fertilizantes hasta los 20 mg/k. Sólo queda por conocerse la postura el Consejo de la Unión Europea –donde se reúnen los gobiernos de los distintos países– para certificar la reducción de cadmio.

España, Polonia y Reino Unido bloquean el acuerdo en el Consejo de la UE, según fuentes de la negociación, y se ha abierto una dura disputa entre los Estados para defender los intereses nacionales o del medioambiente, según cada caso. A favor de reducir los niveles de cadmio están Alemania, Finlandia, Dinamarca o Italia. Además, países como Suecia, Hungría o República Checa ya tienen en sus estados límites de entre 20 y 30 mg/k. 

Un metal pesado con efectos nocivos sobre la salud

El cadmio, según los defensores de su reducción en los fertilizantes, es una sustancia cancerígena en alta concentración y en su depósito en la tierra acaban siendo absorbido los alimentos que los traslada a la cadena alimentaria. La Agencia de Seguridad Alimentaria de Francia denunciado que los altos niveles de este metal pesado en la comida pueden ser peligrosos para embarazadas y niños. 

La Comisión Europea añade que este metal tiene especiales efectos negativos sobre el riñón y los huesos además de estar clasificado como cancerígeno humano. La CE informa de que se estudia su efecto como factor de riesgo para padece tumores de pecho, pulmón y endometrio.

La normativa en discusión no solo pretende poner unos límites de este metal pesado sino que está enfocada a promover el uso de fertilizantes orgánicos a partir de materias primas no importadas, es decir, transformar los residuos en nutrientes para los cultivos, en un nuevo modelo de economía circular que reduzca los desechos.

FUENTE: http://www.eldiario.es/sociedad/Gobierno-fertilizantes-defender-fabricantes-Agricultura_0_740876376.html

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