HERBICIDAS EN EL HUERTO, ¿LOS USAMOS; SI O NO?

Desde la escarda manual hasta el glifosato no han pasado tantos años. Ha sido durante la segunda mitad del S.XX cuando el hombre ha echado mano de productos químicos (herbicidas) para el control… más bien… intento de erradicación exagerada de las especies arvenses que compiten con los cultivos de interés. ¿Pero es correcta esta visión de las malas hierbas?

¿En algún momento las malas hierbas aportan algo?

En un agrosistema intervienen muchas variables. Esto ya lo hemos hablado en más ocasiones y creo recordar que una de ellas es la microfauna del suelo; esa microfauna que debemos cuidar y mantener a toda  costa para un buen equilibrio del suelo.

Con las hierbas arvenses pasa un poco parecido. Es evidente que se han de controlar, cosa muy diferente del término erradicar que he mencionado en el párrafo anterior. En sí mismas aunque se les llame “malas” también contribuyen a la estabilización mecánica del suelo (impiden la erosión) ya que sus potentes raíces sujetan el suelo. Otras veces, según las especies y densidad, pueden favorecer condiciones aptas para muchos microorganismos del suelo beneficiosos en el desarrollo de cultivos.

¿Qué representa una mala hierba en el mundo agronómico?
Una palabra, PRODUCTIVIDAD. Es, después del clima, una de las causas más importantes en la pérdida de productividad a nivel mundial. Compiten directamente con los cultivos y, por suerte o por desgracia, (más bien lo segundo), suelen ser más fuertes y poderosas que las plantas de interés agronómico. Hemos de darnos cuenta que están muy adaptadas al medio en el que plantamos, tienen una alta rusticidad, y una capacidad reproductiva bestial (si no, no serían malas hierbas). Si además de esto, les proporcionamos nutrientes en forma de abono que en principio es para nuestro cultivo, tenemos un cóctel invasivo de difícil control.

La persistencia en el suelo de los herbicidas.
Es uno de los problemas asociados al uso de algunos herbicidas. No ocurre con todos, ni si quiera con la inmensa mayoría, pero sí es cierto que hay algunos principios activos de algunos herbicidas que pueden afectar a cultivos cuyas características estén dentro del espectro de actuación del herbicida del cultivo precedente. Normalmente, en los productos comerciales, viene perfectamente avisado qué periodos hay que dejar para según qué cultivos posteriores a la aplicación del producto.

¿Es realmente necesario un herbicida?
Todo depende del objetivo de nuestro cultivo y de su dimensión.

Realmente, donde el valor de productividad baja en números considerables suelen ser cultivos de leguminosas y cereales en monocultivo de gran extensión. En hortícolas, aunque también pueden competir con los cultivos, suele ser menos acuciado su impacto. Aun así lo tienen.

Imaginemos un pequeño huerto en el que sacamos unos 18 kg de producto (el que sea) y que si no hubiera sido por las malas hierbas podríamos haber conseguido 20 kg. Hemos tenido unas pérdidas menores, ya que 2kg arriba abajo no nos suponen prácticamente nada. Total un 10% de pérdidas tampoco es para tanto y entonces enarbolamos nuestro logro diciendo ¡qué maravilla de huerto que sin pesticidas y herbicidas hemos conseguido unos lustrosos hortícolas!

Extrapola eso a un campo de 100 ha donde el beneficio económico, después de amortización de maquinaria, productos, mano de obra, impuestos, bla bla bla bla, supone el 5% de lo facturado si todo va bien. ¡Pum! ¿Cambia la perspectiva verdad? No solo no tenemos beneficio sino que además es posible que tengamos que poner dinero. ¿Usamos entonces herbicida o no? Pues en algunos casos es necesario pero se debe encontrar el equilibrio entre técnicas de labranza alternativas para un uso más comedido de los mismos en caso de tener que utilizarlos.

No es en absoluto realista, en un país desarrollado, pensar que la agricultura actual, tal y como está pensada, pueda ser económicamente viable sin usar un solo gramo de herbicida. Para conseguir este “ideal ecológico”, se debe empezar por cuestionarnos en primer lugar nuestro modelo económico, nuestro modelo de vida y de alimentación (se tira más de 1/3 de lo que se produce), pero ese es otro tema que dejamos en el tintero… o en el teclado en este caso. Lo que sí debe hacer es tender a su mínimo uso, combinado con técnicas culturales de labranza.

¿Cuáles son estas alternativas para complementar o disminuir el uso de herbicidas?
Hay muchas formas de complementar el uso de herbicidas (en caso de ser necesarios) para reducir su uso drásticamente e incluso, según qué ocasiones poder prescindir de él. Aquí os mencionamos algunas y sus artículos desarrollados convenientemente.

Solarización

Caro pero método eficaz en latitudes calurosas(sur de España) donde, después de un riego para humedecer el suelo, se tapa con un plástico transparente durante los meses de verano, consiguiendo temperaturas superiores a los 40ºC que reducen la viabilidad de las semillas presentes en el suelo. No es efectivo para todos los cultivos ni en zonas frías. Se suele utilizar en cultivos de invernadero o regadío donde las producciones son muy elevadas por hectárea y compensa la inversión.

Rotaciones y alternativas de cultivos

Es de los métodos no químicos con mayor efectividad que existen porque existe una flora competidora asociada a cada tipo de cultivo y es de los pocos métodos que demuestra su efectividad sea cual sea el tipo de cultivo (cereal, hortícola, regadío, secano)

Hay muchas rotaciones de cultivos entre especies poco competidoras (zanahorias, cebolla) con otras más competidoras (patata) para romper el ciclo de las malas hierbas presentes.

Acolchados

Ya sean de productos orgánicos, minerales (piedras, cenizas…) o plásticos limitan mucho la germinación y crecimiento de semillas una vez tenemos nuestro cultivo desarrollado mínimamente.

Densidad de plantación

Este es otro mundo en el que la investigación agrícola invierte barbaridades en saber cuál es la mejor densidad de plantación para obtener el mayor rendimiento en el mismo espacio. Es difícil jugar con las densidades de plantación y difícilmente demostrable si una mayor densidad, provoca una disminución de mala hierba por una mayor cobertura de la especie cultivada que impide la nascencia de algunas de sus hierbas competidoras. Hay estudios que demuestran que sí y otros que no. Aquí tenemos disparidad de opiniones.

Y después de esta disertación sobre el uso de herbicidas, contestaremos a la pregunta inicial. ¿Herbicidas en nuestro huerto sí o no? Rotundamente no. En nuestros huertos domésticos, ociosos, en la ciudad o en el pueblo, la respuesta es no. La escarda manual, el aumento de densidades de plantación, los acolchados…todas estas técnicas son más que suficientes para asegurarnos una producción más que abundante y una sensación final satisfactoria de nuestros productos del huerto año a año.

FUENTE: http://agriculturers.com/herbicidas-en-el-huerto-los-usamos-si-o-no/

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