Fertilizantes nitrogenados y como combatir su uso
Como ya sabemos, en la mayoría de los cultivos es necesario el uso de fertilizantes, pero ¿sabemos cuales son los que influyen menos en las condiciones del suelo?
La contaminación de la atmósfera es algo que no podemos dejar de lado en ningún momento, por ese motivo los conocimientos sobre la composición de los productos utilizados está cada vez más presente.
Hasta tal punto que se ha convertido en un epígrafe esencial tanto en las tareas diarias como en los cursos formativos relacionados con productos fitosanitarios.
Consecuencias positivas y negativas de las cantidades de nitrógeno en fertilizantes
Los fertilizantes que se han usado de manera habitual durante las últimas décadas en la agricultura convencional, contienen altas cantidades de nitrógeno, las cuales por un lado pueden aumentar los rendimientos de la explotación agrícola debido a sus propiedades moleculares. Este componente ayuda a las partes aéreas de la planta, haciendo que sus hojas tengan un crecimiento espléndido con un color adecuado, reforzando así su crecimiento.
Por otro lado, contienen elementos contaminantes que superan los baremos recomendados en la legislación actual y esto provoca una larga lista de consecuencias negativas.
Una de las consecuencias negativas más peligrosas es la contaminación de los recursos hídricos de la zona, al filtrarse a través del suelo. el nitrógeno entra en contacto con el agua aumenta su toxicidad y se expande sin mostrar cambios aparentes, lo cual hace más difícil su rastreo a primera vista.
Búsqueda de alternativas para fertilizantes
El uso excesivo y sin control de fertilizantes químicos y la escasez de las fuentes donde se obtienen los mismos, hacen que sea inevitable la búsqueda de alternativas que beneficien a la productividad de los cultivos.
Desde trabajos en proteínas que fijan el nitrógeno natural del aire sin tener que aportar compuestos artificiales hasta fertilizantes obtenidos a partir de desechos naturales orgánicos, como pueden ser restos de cosechas anteriores, son algunas de las opciones.
Muchos estudios agronómicos también apuntan hacía la idea de que sean microorganismos los que aumenten la absorción de nutrientes que necesita una planta.
Hagamos todo lo que esté en nuestra mano para minimizar la huella ecológica desde el principio del proceso.