DESCUBRE DÓNDE SE ENCUENTRAN LAS ÚNICAS ABEJAS EN EL MUNDO LIBRES DE PATÓGENOS
Como en toda América, las abejas fueron introducidas en Isla de Pascua. Llegaron con sacerdotes alrededor del año 1850 y desde entonces han permanecido polinizando mangos, piñas, plátanos, guayabas y flores de la pradera.
Un estudio del Centro de Emprendimiento Apícola de la U. Mayor (CeapiMayor) y la Corporación Apícola Chile (Cach), con el apoyo de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) descubrió que estas abejas son las únicas en el mundo libres de cualquier patógeno (bacterias, virus, ácaros, hongos). Según los expertos, es una excelente noticia para la isla y el mundo.
En el planeta hay cerca de 20 mil especies de abejas y son las principales polinizadoras, pero su población está bajando por culpa de plaguicidas y enfermedades. Se estima que 75% de los principales cultivos alimentarios del mundo dependen de la zoopolinización.
Cuatro enfermedades son las que más afecta a las abejas: el ácaro Varroa destructor, el parásito Acarapis woodi (garrapata microscópica) y las bacterias Paenibacillus larvae y Melissococcus plutón. Hasta ahora se sabía de dos lugares en el mundo con abejas sin Varroasis: Australia y una isla de Nueva Zelanda. Estas abejas están consideradas como las más sanas del planeta por lo que su miel y subproductos son muy cotizados.
“La ausencia de patógenos, nos permite decir que el estado sanitario de las colmenas no existen en ninguna parte del mundo” dice Patricia Aldea, médico veterinario, directora de CeapiMayor y quien lideró la investigación encargada por apicultores de la isla y por FIA.
No solo están sanas sino que además producen mucho más que cualquier abeja del país. “Como la isla no tiene temporada de frío, la colmena está activa todo el año, igual que la floración de las plantas de Rapa Nui. La reina está poniendo casi once meses al año, mientras en la zona central del país sólo lo hace entre fines de julio y comienzos de abril”, dice Aldea. Esto explica que si una colmena de la zona central produce 20 kilos de miel al año, una en Rapa Nui produce entre 90 y 120 kilos.
Patricio Castillo Manutomatoma vive en la isla y hace ocho años se dedica como hobby a las abejas. “Ofrezco polinización gratis. Llevo mis abejas, las dejo en el lugar y las voy a buscar. Repartimos la miel. Consumimos harta, la regalamos, pero no la aprovechamos completamente ni cuidamos tanto a la abejas, porque no todos conocen su rol”, dice. Quiere que se tomen medidas para protegerlas.
Fernando Arancibia, ejecutivo de la FIA, dice que la condición de sanidad les permite convertirse en una reserva biológica e incluso exportar reinas y material genético sano. “La miel de la isla tiene sabor y aroma a guayaba, plátanos, un plus interesante para el mercado. Hay que profesionalizar a los apicultores de la isla”, señala.
Especie nueva
Según Aldea, es probable que estas abejas sean una especie nueva. A simple vista se parecen a la abeja común (Apis mellifera) pero mientras no realicen los estudio genéticos no se puede asegurar, “podría ser una especie única por las condiciones ecológicas que tienen en Rapa Nui”.
El paso que sigue es cuidar este patrimonio. Aldea dice que se debe restringir y evitar el ingreso de otras abejas, de miel y otros subproductos a la isla. “Si una abeja de la isla se posa sobre miel traída del continente o cualquier otra parte del mundo se puede contagiar con cualquier patógeno y enfermar al resto”, dice.
Patricio Madariaga, presidente de la Cach también hace hincapié en la protección de las abejas isleñas. “El 90% de la polinización que se hace en la isla lo hacen las abejas, no vimos otros polinizadores, por lo que es fundamental mantenerlas. Las abejas hacen sus enjambres en riesgos, las vimos también en cuevas. Eso se debe proteger y estudiar y para eso se requiere ayuda de las autoridades”, indica.