EUROPA ENSAYA EN LA OVEJA CANARIA DE PELO LA PRIMERA VACUNA CONTRA PARÁSITOS

La oveja de pelo canaria está haciendo historia en la comunidad científica internacional. Su gran resistencia a los parásitos la han convertido en un laboratorio natural para el desarrollo de la primera vacuna comercial en la ganadería europea. Los estudios desarrollados por el grupo de investigación de Producción y Biotecnología Animal del Instituto de Sanidad Animal y Seguridad Alimentaria (IUSA) de la Universidad de Las Palmas, bajo la coordinación de Jorge Francisco González, están contribuyendo a dar un paso decisivo en la eficacia de este primer tratamiento preventivo contra las especies de gusanos que viven en el estómago e intestino de los rumiantes y que provocan importantes pérdidas productivas, disminuyendo el crecimiento de los corderos, la producción lechera…

La investigación se enmarca dentro del proyecto europeo Paragone, financiado con nueve millones de euros por el programa Horizonte 2020. Coordinado por la doctora Jacqui Matthews del Moredun Research Institute de Edimburgo (Reino Unido), forma parte de un consorcio que aglutina a 17 socios entre universidades, centros de investigación y empresas ( www.paragoneh2020.eu).

El objetivo es desarrollar una vacuna comercial que permita controlar algunos de los parásitos más importantes de varias especies de animales de abasto. Se trata de varios tipos de gusanos que viven en el estómago (cuajar) e intestino de los rumiantes.

Dichos parásitos provocan importantes pérdidas productivas para los ganaderos y hasta el momento, para evitar su efecto nocivo sólo se puede recurrir a la administración de fármacos como medida de control. “Además de los problemas que pueden originar los residuos farmacológicos, este método tropieza con la gran capacidad de estos parásitos para adaptarse a dichas moléculas, lo que hace que estén descritas resistencias a todos los antiparasitarios en todos los continentes”.

Este es el motivo por el que se buscan alternativas sostenibles y ecológicas para el control, como es el caso de las vacunas, “productos que deben generar protección a largo plazo y no es probable que el parásito se acostumbre a ellas”. Actualmente, por la complejidad de estos organismos apenas se dispone de vacunas comerciales frente a dichos parásitos.

En este contexto, investigadores del Moredun Research Institute, de Edimburgo, desarrollaron un prototipo vacunal recombinante (producción sintética a gran escala, lo que facilita su comercialización) que resultó ser muy eficaz para controlar uno de estos parásitos del cuajar, Teladorsagia circumcincta. Sin embargo, este prototipo no es eficaz en corderos jóvenes menores de seis meses de edad en la razas comercial en la que se ha desarrollado el estudio, la raza Texel.

Aquí entran en escena los investigadores del grupo de investigación de Producción y Biotecnología Animal de la ULPGC, Jorge F. González, Julia N. Hernández, Cynthia Machín y Tara Pérez, cuya principal contribución es intentar optimizar el prototipo vacunal desarrollado por sus socios escoceses, utilizando las razas canarias más resistentes como modelos biotecnológicos.

“Como nuestros corderos parecen ser más resistentes, se planteó vacunar los corderos y analizar la respuesta de los corderos a la infección en grupos con y sin la vacuna. Analizar las respuestas inmunitarias, ayuda a mejorar la vacuna, por ejemplo, escogiendo los adyuvantes adecuados que permitan desarrollar la protección en los corderos de razas más comerciales que no responden (tampoco responden a la vacuna los corderos jóvenes de la otra raza autóctona, denominada ovino canario)”, subrayó González.

En este sentido, los especialistas en Producción y Biotecnología Animal de la ULPGC han logrado recientemente grandes avances en el proyecto, al obtener una respuesta inmunitaria alta en los corderos. “Hace dos semanas terminamos el ensayo de la vacuna, y como preveíamos considerando los datos previos de nuestro grupo, el resultado en los corderos de la raza resistente canaria de pelo han sido eficaces, produciendo una reducción del 66% en la excreción de huevos del parásito, por lo que todos los científicos implicados estamos muy ilusionados por los resultados obtenidos hasta ahora en el proyecto”, apuntó el doctor González.

Los investigadores de la Universidad de Las Palmas han demostrado que la raza canaria de pelo tolera muy bien la infección por estos parásitos, y los corderos de esta raza, a diferencia de las comerciales, que no son capaces de desarrollar respuestas inmunitarias hasta los 7-9 meses de edad, parecen ser también resistentes. “Esto podría deberse al origen africano que tiene esta raza prehispánica. Es posible que este ganado, a diferencia del que se localiza en regiones de clima templado, esté expuesto a grandes cargas parasitarias y deba montar respuestas protectoras más tempranas simplemente para poder sobrevivir”, apuntó.

El prototipo de vacuna desarrollado en Reino Unido supuso un gran avance teniendo en cuenta que hasta ahora las únicas vacunas que funcionan se desarrollaban con proteínas nativas, es decir que precisan el parásito, no se pueden fabricar sintéticamente.

“Que ellos hayan sido capaces de hacerlo recombinante es un gran avance, pero el problema de esta vacuna es la variabilidad individual, es decir, que respondan mejor unos individuos que otros, y sobre todo, en la raza texel, en la que ellos hicieron el estudio, los corderos no respondían. Algo que suele suceder en las vacunas, que no responden nunca en corderos, y ahí es importante nuestro estudio con la raza de oveja de pelo canaria para aumentar la resistencia de los animales jóvenes”.

Los investigadores del Instituto Universitario de Sanidad Animal comprobaron que los corderos de la citada raza canaria son capaces de generar resistencia al parásito en condiciones naturales, algo que probablemente, según señaló Jorge González, sucede en los animales de razas más locales en África, Asia o Latinoamérica.

“Nuestro objetivo es tratar de ver como funcionan las vacunas en nuestros animales para mejorar su prototipo, porque si somos capaces de hacer todo el estudio de la respuesta inmune y vemos los elementos que generan esa protección en los animales que más resisten, al antígeno que ellos pongan como vacuna le podemos añadir esos elementos que estimulen esa respuesta, y de esa forma conseguir una vacuna más eficaz”, indicó el científico que está al frente de esta línea desde abril de 2015.

De esta forma el grupo de investigación de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria ha logrado, por primera vez, que funcione una vacuna recombinante en animales jóvenes, algo que no estaba descrito hasta ahora en la comunidad científica internacional.

Riqueza del “continente en miniatura”

    • La definición desde el punto de vista climático de “Canarias, un continente en miniatura” se puede aplicar también a los parásitos. Según indicó el investigador de la ULPGC, Jorge F. González, las islas, por su diversidad climática y ecológica, permiten que en algunas zonas, en ciertas épocas del año, predominen parásitos (nematodos gastrointestinales) de climas subtropicales (Haemonchus contortus) y en otras, de clima templado (Teladorsagia circumcincta). “Nuestros pequeños rumiantes pueden pasar de una zona a otra por intercambios entre ganaderos y esto les exige ser capaces de adaptarse a entornos cambiantes, exponiéndose a distintos nematodos en cada área. Esto, sumado al aislamiento geográfico y a que no tenemos razas foráneas al ser una zona libre de brucelosis, convierte el archipiélago en un laboratorio natural para el estudio de estos parásitos” y añadió que “la riqueza de nuestra raza es un patrimonio de los ganaderos”.
 

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