A ninguno le gusta el vino. Y eso que se están haciendo ricos con ello. El suyo tiene un pequeño matiz que le diferencia de los demás: es azul. Sus creadores son seis chavales que ni se acercan a los 30 sin ninguna idea de enología.

Llevan seis meses con su empresa online, Gik Blue, y ya han vendido por todo el mundo más de 70.000 botellasde su peculiar vino. Lo podemos encontrar en China y hasta en una estación de esquí en Suiza, donde lo venden caliente con un toque de canela. También los hay en 300 bares de toda España y en su página web a 10 euros la botella.

Encontramos a los creadores de este «vino blasfemo» -como lo llaman sus detractores- en su centro de operaciones en Portugalete (Vizcaya). Tienen una oficina de 80 metros cuadrados donde el mayor espacio lo ocupan las guitarras eléctricas y la batería. «Aparte de hacer vino también somos músicos amateurs. Cuando nos aburrimos nos ponemos a tocar», dice Taig Mac Cathy, diseñador gráfico de 24 años de padre irlandés. El joven se queja de que le hemos hecho madrugar para hacer una foto. «Aquí no tenemos un horario fijo, y con el móvil podemos trabajar en cualquier sitio. A mí me gusta venir a la oficina por las noches. Tenemos mucha libertadde movimiento, sin agobios», explica Taig.

A su lado está Aritz López, 22 años y recién graduado en Comunicación Audiovisual. Ambos se conocieron en una noche de fiesta por Bilbao cuando Aritz -que los fines de semana pasa del vino a la mesa de mezclas para ser DJ– estaba pinchando en una sala.

La sintonía es buena en el grupo, y las bromas entre ellos son constantes. Iñigo Alday (23) y Gorka Maiztegi (24) son los ingenieros informáticos que gestionan las ventas en la página web. También hay una chica, Sheila Aguilar, mexicana de 22 años que está estudiando Estrategia de empresas. El veterano del grupo es Imanol López (28), experto en márketing y en administración, que está gestionando un pedido de cajas de vino azul para una boda.

La primera pregunta que hay que hacerles es clara: ¿Qué ha llevado a dos ingenieros, dos expertos en administración de empresas, un diseñador y un dj a crear un vino azul?

«Por eso lo hicimos, porque no tenemos nada que ver con el vino. Ni si quiera nos gusta. Hace dos años nos sentamos y buscamos un sector tradicional, en el que hiciese falta una vuelta de tuerca, y que nos apeteciese liarla. Cogimos el vino porque es la bebida que representa la sangre de Cristo, es muy de nuestra tierra y lleva muchos siglos sin cambiar. Y puestos a blasfemar, convertirlo en azul era lo más divertido que podíamos hacer», cuentan los chicos.

Su proyecto empezó en un programa de emprendedores en la Universidad del País Vasco, que les facilitó los medios para llevar a cabo su «locura vanguardista», como la definen ellos. «Había un libro que nos gusta mucho que se llama La estrategia del Océano Azul, que tiene la premisa de que hay océanos rojos que tienen ese color porque están llenos de tiburones que han atacado a tantos peces que se ha llenado de sangre. Ahora que ya no hay peces, los tiburones se atacan entre sí. Pero también hay océanos azules, en los que nadie está compitiendo y todo es posible. Nos pareció hacer poesía al convertir un tradicional océano rojo en azul», explican.

Sus comienzos fueron en verano y a los pocos días ya tenían cientos de encargos en la web. No pusieron ninguna norma a su vino, con qué plato tomarlo o en qué tipo de vaso. «Como si quieres beberlo en uno de plástico, que te va a saber igual.Lo único que recomendamos es beberlo fresquito», dice Aritz. «Nuestros clientes son jóvenes de 18 a 90 años», bromea. El 52% son hombres y las ciudades que más lo demandan son Madrid y Valencia.

Lo que más les ha costado es el tono azul. «Con ayuda de unos químicos de la Universidad, descubrimos que la piel de la uva tinta tiene un pigmento orgánicoque se llama antocianina y que es azul. Lo añadimos sobre una base de vino blanco y tinto, consiguiendo que el color fuese más azulado. Luego usamos otro componente que se llama indigotina, que le dio más intensidad al azul», explican los chavales.

En cuanto al sabor, tenían claro el concepto de bebida que querían hacer. Un vino que no supiese a vino. «Teníamos que hacer todo lo contrario a lo que estaba haciendo la industria. El vino siempre se ha caracterizado por ser un producto difícil de beber, muchas veces se necesita un paladar curtido para apreciarlo. Pensamos que las nuevas generaciones prefieren más los refrescos o cócteles que son mucho más fáciles desde el primer trago.Por eso hemos hecho un vino dulce, fresco y muy suave».

Su «vino blasfemo» tiene 11,5 grados de alcohol y sale de las bodegas del Bierzo(León). Su color cada vez atrae a más clientes que a través de un clic se hacen con él. Todo empezó con la idea de unos chavales que querían liarla.Una locura, pensaban sus padres al principio. Bendita locura azul.