EL FUTURO DE NUESTRA AGRICULTURA, ¿CON O SIN FITOSANITARIOS?

La sanidad vegetal en Europa se encuentra sometida a una estricta regulación. Esta situación hace cada día más difícil a los agricultores proteger sus cultivos y, como consecuencia, pone en riesgo el equilibrio en la producción de alimentos.

El papel que el agricultor juega en nuestra sociedad va más allá de cultivar cereales, frutas y hortalizas. Son los administradores de nuestras tierras para las generaciones futuras. Su tarea no es fácil, deben producir alimentos de alta calidad, de manera sostenible, garantizando al mismo tiempo su productividad. Su púbico es exigente. El consumidor espera –y merece– tener acceso a alimentos sanos, seguros y a un precio asequible. Sin embargo, con la presión sobre los precios, el trabajo de los agricultores se ha convertido en el de equilibristas.

Una complicación añadida se suma a esta situación: la regulación europea amenaza con dejarles sin las herramientas que necesitan para proteger sus cultivos, es decir sin los productos innovadores y eficientes que protegen a las plantas de plagas, enfermedades y malas hierbas, esenciales para llevar a cabo su trabajo. Hablamos de los productos fitosanitarios, las medicinas que nuestras plantas necesitan para garantizar una adecuada sanidad vegetal. El modelo agrícola actual basado en la Gestión Integrada de Plagas (GIP), las formaciones impartidas obligatorias para poder manipular fitosanitarios y el recurso a asesores titulados, hacen que el recurso a productos fitosanitarios se lleve a cabo cuando es estrictamente necesario y siempre en su justa medida.

Ante el debate de si los agricultores europeos deberían o no usar fitosanitarios, debemos responder a unas sencillas preguntas: ¿Con o sin? ¿Las opiniones de la gente sobre los fitosanitarios están basadas en datos y evidencias científicas o en emociones? ¿Y la del legislador? ¿Tienen en consideración las Autoridades toda la información para tomar sus decisiones? ¿Éstas se basan en la ciencia y en los datos, o en emociones? La industria fitosanitaria es consciente de la preocupación que existe entre los consumidores en relación con los productos que desarrolla. Existe un gran desconocimiento por parte de nuestra sociedad sobre el funcionamiento de industria agroalimentaria en general y la necesidad de los fitosanitarios para su viabilidad en particular.

Un estudio realizado por YouGov en 2016 mostraba que sólo el 4% de los adultos encuestados en Europa (Reino Unido, Alemania, España, Polonia) estiman correctamente que la producción mundial de alimentos debe aumentar un 60% en 2050 para cubrir las necesidades de una población en crecimiento, que se espera que llegue a los 9000 millones para aquel entonces, de acuerdo con datos de la FAO.

Por otro lado, hace algo más de un año, AEPLA realizó en España una encuesta demoscópica sobre percepción e imagen de la agricultura. Las principales conclusiones fueron el desconocimiento generalizado de la sociedad española acerca de las actividades agrarias, en lo que respecta a la tecnología que emplea, la importancia socioeconómica del sector, los tipos de agricultura o la seguridad de sus productos.

Existe una clara desconexión entre la sociedad urbana y la rural. Si el agricultor no puede proteger sus cultivos, los costes de producción inevitablemente aumentarán así como el precio de los alimentos. Los fitosanitarios ayudan al agricultor a proveer a la cadena de alimentos suficientes, sanos, seguros y a precio asequible.

El reciente estudio ‘Low Yield’ de impacto legislativo y pérdida cumulativa de sustancias activas fitosanitarias, realizado por ECPA, Asociación Europea para la Protección de los Cultivos, se realizó en 9 Estados miembros sobre 31 cultivos, entre los cuales España, resalta que sin fitosanitarios la producción agraria se reduciría hasta un 40%.

Entre las principales conclusiones obtenidas, la constante y creciente presión que el actual marco legislativo ejerce sobre la agricultura en Europa. La falta de materias activas complica la necesaria alternancia de soluciones fitosanitarias, como ocurre con los medicamentos, lo que sumaría un problema añadido a la pérdida de productividad, la aparición de resistencias.

Las decisiones que tomen hoy las Autoridades pueden tener un impacto inmediato y significativo en nuestro aprovisionamiento de alimentos, con el consiguiente impacto en la capacidad de las generaciones futuras para acceder de forma segura, saludable, asequible y sostenible a éstos. Debemos permitir a nuestros agricultores producir más alimentos de forma cada vez más eficiente, usando menos suelo y menos recursos naturales. Los políticos, la industria y la sociedad necesitan trabajar de manera conjunta para desarrollar soluciones integradas y sostenibles. Y para alcanzar estos objetivos la tecnología, la ciencia y la investigación son clave.

 

FUENTE: http://www.interempresas.net/Horticola/Articulos/196621-El-futuro-de-nuestra-agricultura-con-o-sin-fitosanitarios.html

 

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