El arte de la jardinería

La botánica es una de las actividades más apasionantes que puedan existir. Aunque no
la tengamos en mente como un generador de adrenalina, sólo la idea de crear un entorno
desde cero y realizar un mantenimiento constante para comprobar su evolución, ya es todo un
reto.

Hablaremos de la jardinería tanto a pequeña como a gran escala, ya que los pasos a seguir en
ambas suelen ir en concordancia.

En el comienzo para desarrollar el nuevo jardín se valoran desde los estilos más variados hasta
los elementos protagonistas en cada uno de ellos.

Para elegir el estilo que tenemos en mente es primordial tener en cuenta una serie de factores.
Las condiciones climatológicas de la zona es uno de los indicadores principales para saber las
especies más adecuadas para plantar.

Podemos encontrar grandes diferencias por zonas geográficas. Existen el estilo mediterráneo,
el estilo ingles, japonés, tropical,… y todos y cada uno de ellos disponen de una simetría y
organización particulares.

Por ejemplo en los jardines tropicales encontraremos vegetación abundante de hoja grande y
perenne en cambio en los jardines mediterráneos podemos observar la decoración con piedras
y especies más florales, resistentes a la sequía.

Actualmente las tendencias muestran que existe un especial interés por el minimalismo en
decoración, el cuál se aplica también a los jardines. Zonas cuidadas sin dar lugar al desorden y
ordenadas de manera paralela, incluyendo si es necesario elementos artificiales como lo es el
césped.

Una vez llegados aquí se estudian todas las características particulares y se valoran las
propiedades del suelo y los elementos que se necesitan para llevar a cabo la estructura inicial.
Es de vital importancia conocer la composición del suelo en el que se va a trabajar ya que será
el encargado de proporcionar lo necesario para la supervivencia de las especies.

La textura puede ser desde tipo arcilla, la cuál con un exceso de agua se transformará en barro.
O por el contrario de tipo arenosa o limo.

Cada clase de textura reacciona de manera diferente a la retención de humedad.

Después de haber valorado el pH del suelo nos ponemos en marcha con su corrección si fuera
necesario y con la utilización de sustratos, fertilizantes, abonos y productos fitosanitarios.
Para todo ello es importante contar con la ayuda de un ingeniero agrónomo que realice un
asesoramiento completamente personalizado para que el proceso sea un completo éxito.
Nos facilitará toda la información necesaria para la instalación de los sistemas de riego
pertinentes y más profesionales junto con las tareas necesarias para su mantenimiento.

Aunque crear un jardín no es tarea fácil, te aseguramos que será altamente satisfactorio.

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