¿Cómo puedo saber si un árbol está vivo? Lee este artículo y aprende un poco más sobre la evaluación en arboricultura.
Cuando ves que tu árbol empieza a perder hojas rápidamente puede que te preocupes, y no poco. Las plantas necesitan su follaje para poder realizar la fotosíntesis, es decir, para producir su propio alimento y por consiguiente, también para crecer y seguir vivas.
Por eso, si en algún momento ves que solo tiene el tronco y las ramas, puede ser que tenga problemas. O tal vez no. Así que si te estás preguntando cómo puedo saber si mi árbol está vivo, en este artículo te lo explicaré.
¿Cuándo NO hay que preocuparse?
Vamos a empezar primero intentando darte una alegría. Esperamos que tu árbol no tenga, en realidad, ningún problema. Y es que, dependiendo de la especie, una planta se queda sin hojas simplemente porque es su naturaleza. Así, los que son caducifolios se quedarán ‘pelados’ en algún momento del año (sea en otoño o invierno si son originarios de las regiones templadas, o poco antes o al inicio de la estación seca si son tropicales).
Además, hay ciertos árboles que son marcescentes; es decir, que se quedan con las hojas secas hasta que las temperaturas mejoran. Unos cuantos ejemplos son los carpes, las hayas, y muchos Quercus (Quercus faginea, Quercus palustris, Quercus robur o Quercus pyrenaica, entre otros).
Pero aún existe un caso más: esos árboles que pueden comportarse como perennifolios, caducifolios o semi-perennifolios dependiendo del clima y de la ubicación. Un ejemplo que puede llamar mucho la atención es el del Delonix regia (flamboyán). Esta especie vive en la selva caducifolia de Madagascar, y en realidad se trata de una planta que pierde las hojas si las condiciones no le permiten seguir manteniéndolas. Sin embargo, si se cultiva en una región tropical donde llueve con regularidad, lo más probable es que se mantenga con su follaje todo el año.
En cualquiera de estas situaciones no tendrás que hacer nada. Además, ten en cuenta que un árbol que no brota puede ser que haya llegado al final de su vida. Por lo general, aquellos que florecen muy pronto, ya durante el primer año de vida o poco después, y/o crecen muy rápido (40 centímetros o más cada temporada) no suelen vivir más de 40, 50 o 60 años. Así, por ejemplo los árboles de la familia Fabaceae, como las Acacia, Robinia, Albizia, Delonix, etcétera, no vivirán mucho tiempo, ni tampoco los cítricos. Pero, las coníferas y aquellos árboles de crecimiento lento, sí pueden alcanzar edades impresionantes.
¿Cómo saber si mi árbol aún vive?
Llega la primavera y el árbol no muestra señales de vida. ¿Cómo podemos saber si sigue vivo o ya se ha secado? Buen, pues la manera más fácil y rápida es cortar un trozo pequeño de rama, a ser posible del año anterior. Primero probaremos con la mano, pues cuando está viva lo normal es que no se rompa. Luego, si queremos asegurarnos, cogeremos por ejemplo unas tijeras o un cuchillo limpios y rascaremos un poco la corteza. En el caso de que veamos que está verde o de alguna tonalidad amarillo o crema, podremos respirar tranquilos.
Ahora bien, si al rascar vemos que es de color marrón, o si nos ha sido sencillo partirla con la mano, lo que haremos será rascar la rama por la parte más cercana al tronco. Si sigue mal, entonces cortaremos, y repetiremos estos dos pasos con otras ramas.
Si la planta está realmente mal, la corteza de su tronco se podría agrietar. Llegados a ese punto, lamentablemente no habría nada que pudiera servir para mantenerla con vida.
¿Por qué no brota mi árbol?
Son varias las posibles causas, de modo que vamos a verlas todas para que puedas averiguar qué es lo que ha podido pasar a tu árbol:
Golpe de calor en las plantas
Quizás te parezca un poco curioso que los árboles puedan sufrir un golpe de calor, pero sí. Así es. Durante el verano, como consecuencia de las altas temperaturas y/o de la falta de agua, aumentan su transpiración para tratar de mantenerse frescos. Dicho de otra manera, buena parte del agua que sus raíces absorben, es liberada en forma de vapor. Esto hace que, con la más mínima brisa, el aire de su alrededor provoque que su propia temperatura disminuya un poco, aliviándoles la sensación de calor.
Pero tiene un inconveniente: esa pérdida de agua puede causar la muerte del árbol, si su sistema de raíces no encuentra la cantidad de líquido que necesita en el suelo o sustrato. Por esto, cuando la cantidad de agua perdida es mayor que la que la planta absorbe, sufre un golpe de calor.
Esto es bastante común en los arces japoneses, por ejemplo, cuando se cultivan en el mediterráneo. La fuerte insolación, una mala tierra y/o un riego escaso hace que tengan muchos problemas para mantenerse hidratados durante el verano. Por fortuna, una manera de ayudarles es cultivándolos en macetas con sustratos de origen volcánico, como la akadama (en venta aquí), colocándolos en sombra y regándolos muy frecuentemente con agua cuyo pH sea de entre 4 y 6. Asimismo, un abonado periódico en primavera y verano (con este fertilizante, por ejemplo) estimulará la producción de nuevas hojas y, por consiguiente, también su crecimiento.
Frío
Este es un problema también bastante frecuente. Un árbol, aunque sea autóctono, puede pasar frío durante el primer año si se cultiva en un jardín o patio totalmente expuesto a las condiciones del lugar. Si bien esto lo veremos más en especies exóticas cultivadas en zonas donde están un poco al límite, por ejemplo, si tenemos una planta que resiste hasta los -3ºC sin sufrir daños pero ese año se han registrado heladas de hasta -3.5ºC, cualquier árbol puede pasar frío en algún momento.
Por fortuna o por desgracia, el clima no es una ciencia exacta. Aunque podemos conocer las características básicas de cada tipo, no es fácil saber cuándo habrá una nueva y repentina bajada de temperaturas, ni si durará unos minutos, horas o días. Tu árbol, si está en el exterior, está expuesto a ello. Y tiene que poder adaptarse si quiere salir adelante.
Como consecuencia de ello, es sumamente recomendable escoger especies que sepas que van a soportar el clima que hay en tu zona. Pero si tienes uno un poco más delicado, o si es joven, deberás de protegerlo, con un acolchado, tela antiheladas, o incluso en un invernadero (en venta aquí) si está en maceta.
La tierra no es la adecuada, o se ha quedado sin nutrientes
No, no puedes cultivar un árbol en cualquier tipo de terreno. Es una lástima, porque a mí también me encantaría tener especies en mi jardín que no puedo tener, al menos, no como quisiera. Conocer el tipo de tierra que tienes en tu jardín, y los distintos tipos de sustratos que existen para cultivar plantas en macetas, es algo que se aconseja mucho hacer.
Es decir, plantar una magnolia en suelo arcilloso, con un pH de 7 o superior, no es viable. Plantar un algarrobo en un suelo con un pH inferior a 6, tampoco lo es. En la mayoría de veces ese suelo o sustrato tendrá que tener, además, buen drenaje, pues son muy pocos los árboles que soporten el encharcamiento.
Otra cosa que puede pasar, sobre todo si está en maceta, es que se haya quedado sin nutrientes. Y es que desde el primer día que las raíces estrenan maceta absorben los nutrientes del sustrato. Por lo tanto, es preciso que vayas abonándolo durante la temporada de crecimiento y floración, usando fertilizantes específicos, o si prefieres otra cosa, abonos naturales (guano, humus, compost, etc.).
¿Cómo tener un árbol sano y bien cuidado?
Aparte de lo que hemos dicho ya, es imprescindible plantarlo en la ubicación adecuada para él. Por eso, tenemos que averiguar si es un árbol de sol o de sombra, si tiene raíces invasivas o no, y si es rústico.
Por otro lado, hay que tratar de controlar el riego. No por echar más agua vamos a conseguir esté mejor. Un exceso de este preciado líquido puede perjudicar gravemente a las raíces. Además, un buen calendario de abonado le ayudará a crecer con salud.
Las podas, sobre todo las drásticas, y los trasplantes fuera de época se han de evitar. Estas malas prácticas no solo puede disminuir, y mucho, la belleza de tu árbol, sino que también le pondrán en serio peligro de muerte, puesto que lo debilitarán, consiguiendo así que se vuelva más vulnerable al ataque de insectos pueden llegar a ser plagas.
Para acabar, en la medida de lo posible, hay que plantar el árbol en una zona… y no moverlo de ahí. Si la tierra es la adecuada y se tiene a una distancia óptima de la vivienda, lo mejor para la planta va a ser eso: plantarla y dejarla tranquila. Más allá de regarlo y abonarlo, no deberíamos de hacer nada más.
Las plantas no están preparadas para soportar el trasplante, pues desde que germinan hasta que mueren permanecen en un mismo lugar. Así que cuanto menos se manipulen sus raíces, más bien estarán.
FUENTE: https://www.jardineriaon.com/como-puedo-saber-si-mi-arbol-sigue-vivo.html